Decálogo del buen líder

by gab on enero 4, 2010

Hoy me levanté un poco Maquiavélico, es decir pensando sobre el liderazgo y las distintas formas de llevar adelante equipos y decidí hacer un pequeño decálogo de lo que veo como el mejor estilo para manejarlos y el que he llevado adelante desde que tengo la posibilidad de hacerlo.

Para comenzar, hago una pequeña distinción de matiz entre gerenciamiento y liderazgo. El líder necesita habilidades de gerenciamiento, pero no necesita ser el gestor supremo, porque el líder cuenta con un equipo que lo respalda, mientras que un gerente y gestor supremo comanda un equipo que debe obedecerlo. Aún si carece de capacidades de líder.

Por tanto, para un líder, las habilidades de gerenciamiento son importantes, pero más importante es la comunicación y lo son sus comportamientos, los ejemplos que da y lo que el equipo ve. Todo es comunicación e importa. Esto no lo digo por desviación académica, sino por observación de los líderes que encuentro más interesantes y a una aplicación práctica de estos conceptos.

A lo que voy es que un líder es bueno, no únicamente por su capacidad de gestión, sino por la comunicación que tiene con su equipo en general, por su capacidad marcar y seguir un camino y de inspirar a hacerlo. No sólo con lo que dice, sino también con lo que hace: Cada aspecto de la comunicación, verbal o no verbal, intencionado o no.

Cada cosa que se dice y hace, transmite un mensaje. Es importante que todo sea coherente y que todo, en la coherencia, aporte al imaginario de la gente positivamente. Es una manera de ganar confianza. La confianza lleva al respeto, que lleva a la aceptación, que lleva al liderazgo, y, con un poco de suerte, a la motivación e inspiración del equipo.

Así que:

  • Sé un buen Ejemplo

Pelea, trabaja, suda junto a tus hombres (y mujeres, claro). Si lo haces más difícil será que alguien encuentre excusas para no hacerlo.
Trabaja mucho. Trabaja más. Cuánto más te vean trabajar, mejor. Ser el primero en llegar y el último en irse es lo ideal.
Sé constante.  Es importante que el equipo sepa a qué atenerse. Normalmente se llama “Filosofía”, puede ser la filosofía de liderazgo de la empresa o la propia, pero es importante que no cambie según la estación.
Sé justo. Mide a todos por igual. A igual falta, misma reprimenda, no importa si es el mejor miembro del equipo quien se equivoca.
Sé cortés. Ser amable y correcto todo el tiempo, y seco o duro ocasionalmente es mucho más efectivo comunicacionalmente que estar gritando todo el día, todos los días. Estimula a que la gente recapacite sobre sus acciones cuando lo haces.
Sé el responsable y máximo guardián  de tu equipo. Justifica, defiende y halaga -según sea necesario- el trabajo y las decisiones de tu equipo. Hacia fuera, el equipo debe ser un bloque. Las tuercas se ajustan del equipo hacia adentro, tranquilos y a solas, después.

  • Consolida y forma el equipo

Reconoce y premia al mérito. Para fomentar los aportes del equipo esto es fundamental. Reconocer, premiar y comunicar es la mejor manera de poner ejemplos de qué es lo que se busca.
Corrige y señala errores. Es parte del trabajo y de enseñar y obligar a mejorar a cada miembro del equipo.
– (Pero) Debes permitir asumir riesgos y equivocarse. Si hay miedo a equivocarse, no hay riesgo, si no hay riesgo no hay novedad, innovación o creatividad. Es muy importante que no se tema correr riesgos. Como dice David Kelley de IDEO, es mejor que intenten algo nuevo, fracasen y pidan perdón, que tengan que pedir permiso para intentar algo nuevo. Es una diferencia que cambia totalmente el ambiente y la dinámica.
Detecta y suelta el lastre. A veces no hay alternativa. Si el proceso de enseñanza no funciona, si las ramas no se podan y los troncos no se enderezan, a veces hay que cortar la maleza para que otros tengan su lugar y el equipo no se vea afectado, anímica y funcionalmente.
Rodéate de gente más capaz que tú. Como dicen “Si el líder del proyecto es la persona más inteligente en el equipo, entonces no hizo una buena selección de personal”.
Delega tareas, claro, pero delega también decisiones. La inclusión en todos sus aspectos. Es aún más difícil que delegar tareas, pero es parte importante del aprendizaje del equipo.
Enseña y entrena al equipo. Prepáralo para seguir funcionando cuando no estés. Es importante que los miembros del equipo crezcan. En responsabilidades, en conocimiento. Para el líder, el riesgo de que no lo necesiten se compensa con haber aprendido a ser alguien que crea equipos que funcionan, con gente que vale más que antes.
Conoce a tu equipo. Quiénes son, qué quieren, qué aspiran. Tu equipo son personas, es importante conocer sus habilidades, capacidades, límites y objetivos para tratar de encacusarlos en el camino que ellos quieren recorrer de la mejor manera posible. Es parte del crecimiento que mencionábamos antes y que ayuda a mantener al equipo motivado.
Desafía, obliga a pensar. La gente lo odia, pero hay que hacerlo. Obligarlos a argumentar, justificar y discutir las cosas es un buen ejercicio para lograr esto.

  • En cualquier caso:

Sé un ejemplo. Inteligente, creativo, trabajador, justo, razonable, constante, íntegro, sincero, positivo, empático, determinado y apasionado… O al menos, aparenta serlo.
Fomenta la democracia, las opiniones y disidencias, las argumentaciones, discusiones y los bufidos hasta que elijas la que crees es la mejor decisión. A partir de ahí, se convierte en una dictadura amable…. A fin de cuentas, sigue siendo tu cabeza.

  • Conclusiones

Por supuesto que habrá quien lea esto y dirá que el decálogo no sirve en cada situación, que a veces hay que ser duro, firme y absoluto (se me ocurren un par de ingenieros de obra que conozco). Y es verdad que hay situaciones en la que es necesario ser más duro, pero esto no es para nada una apología a un liderazgo blando.

Al contrario. Son pensamientos orientados a la construcción de un liderazgo largo, a través de la flexibilidad. De un equipo sólido y creativo, con libertad, pero respeto. No quiere decir que haya que ser un oso cariñoso en todas las situaciones, solamente que los rugidos y garras deben usarse estratégicamente.

Los chinos tienen una idea, un pensamiento interesantísimo que lo relaciono a esto. El “Wu Wei”. Una concepto que busca transmitir algo que se encuentra entremedio de no forzar las cosas y hacer lo que es natural para cada situación. La planta crece, el agua fluye, el león caza gacelas. Son órdenes naturales, no forzados. La planta podada, el agua en el estanque, el león en el zoológico, son órdenes no naturales, no flexibles, estancos y artificiales.

Hay que estar en cada situación y dejarla fluir por su cauce natural. Sé flexible, pero flexible como el agua (aunque suene a película barata). Recuerda que para un objeto que choca con ella a cien kilómetros por hora, el agua es tan dura como el cemento.

Deja que la situación se desenvuelva, que las cosas se muevan, y sé como el agua, duro o blando en función de qué y cómo se acerque.

Dependiendo del entorno y el contexto, la acción natural se decantará sola.